Vuelvo a casa con 300 pesos en el bolsillo, comiendo lo que logré guardar de mis desayunos de la semana, tragando mi orgullo a cada momento, sintiendo el estómago rancio y la boca seca, con las lágrimas a flor de piel, y el corazón destrozado... pisoteado y burlado, dañado a tal punto de querer simplemente desaparecer de esta existencia cruel.
Ni una disculpa, ni dejo de arrepentimiento en tus palabras, nada, solo excusas, solo lecturas rápidas, y yo todavía te quiero, te amo un poco, a pesar de tus arranques de estupidez, quiero nunca haberte conocido, nunca haberme enamorado de ti, quiero nunca haber creído que al verme todo iba a funcionar... Quiero dejar toda mi vida atrás, todas las cosas que no he terminado, las cosas que no he empezado. Quiero dejar de ser yo mismo.

Tuyo hasta la muerte,
         El Caballero de la Triste Figura.

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